En el país de los números hay uno que siempre está triste. Es el número 1. Dice que siempre está solo. Nunca sale de casa y tiene miedo de todo.
Pobre número 1, no sabe que él puede ser todo lo que desee, sólo tiene que abrir bien los ojos y mirar a su alrededor.
Alguien ha llamado a la puerta del número 1, ¿Quién podrá ser? El 1 nunca recibe visitas, así que se ha puesto un poco nervioso.
– Quién es? – pregunta 1.
– Soy el Mago Sumón – responden al otro lado de la puerta.
El 1 abre la puerta con intriga, pues nunca ha oído hablar de ningún Mago Sumón.
– Hola, soy 1. ¿A qué debo su visita?
– Buenos días 1. Soy el Mago Sumón. He venido porque en mi bola mágica he podido ver tu tristeza y no me gusta ver a ningún número triste. Sobre todo al primero, el que siempre va delante.
– ¿Quién es el primero? – pregunta el 1.
– Pues tú, claro. ¿Es que no sabes lo importante que eres? Sin ti no tendríamos principio. Tú eres el primer número de todos. Cuando alguien gana un concurso o una carrera, tú eres el que le da nombre, “el 1º”. Sin ti no podríamos empezar a contar. Sólo tienes que salir a tú jardín para comprobar la cantidad de amigos que tienes como vecinos.
Eres uno de los números más importantes que existen y nunca debes pensar que estas solo, porque a tu lado tienes un montón de amigos más que desean jugar contigo.
El número 1 se asomó a la calle y vio que a su alrededor había un montón de números. Allí estaban el 2, el 3, el 4, y un sinfín de números más.
En la puerta de su casa había 1 árbol, 1 silla y una flor.
Sentado en su silla podía ver 1 gran sol. Cuando se hacía de noche 1 luna iluminaba 1 pequeño lago, donde había 1 gran sapo que nadaba de lado a lado.
Desde entonces el 1 nunca se ha vuelto a sentir triste y ahora ya sabe que es un número muy importante, porque sin el nadie podría contar “1, 2 y 3”, ni jugar al “Escondite inglés”.